Para dar coherencia a la historia de Enfrentamientos de los Dioses había escrito una narración llamada “Sobre el Origen de la Monarquía Genética” (que actualmente se puede encontrar en el grupo Universo EdlD) Allí narraba las peripecias del éxodo de un puñado de sobrevivientes humanos que se aventuraron al espacio en busca de un nuevo comienzo. Describía como se habían afincado en un planeta llamado Cinia y organizado política y culturalmente. También introducía a otros planetas y otras especies inteligentes, la cosmogonía que serviría de fondo para las historias que deseaba contar.
Siempre pensé que lo que nos hace ser quién somos es la memoria. Saber porqué cosas pasamos, donde nacimos y por donde anduvimos. Con las naciones y los universos pasa igual, son lo que suele llamarse, nuestras raíces.
En Enfrentamientos de los Dioses tenía algunas pistas, pero necesitaba de una persona, alguien del pasado con que los personajes se identificaran; como nuestros próceres.
Larry Niven se tomó un tremendo trabajo para darle dimensión a su Mundo Anillo, dedicó bastante a los detalles de los Kzinti y los Titerotes. Otro tanto hizo Asimov, que unificó sus cuentos y novelas cortas con los relatos sobre La Fundación, a mi me gustó mucho.
Yo tenía a mi personaje Sálvat, el Nómada que vivía en un planeta agonizante al que tenía que abandonar. Nunca me lo propuse, tal vez en el subconsciente, pero uní la historia de Sálvat con la de Enfrentamientos de los Dioses. Quedó como el líder que había comandado el éxodo de los humanos y creado las leyes de la nueva civilización. Escribir me resultó más llevadero teniendo en el pasado un personaje al que conocía en detalle y sólo tenía que repasar lo escrito para no parecer incongruente. Así, la historia es una sola, narrada con diferentes estilos. Habrá quienes prefieran una y no les guste la otra, pero para eso tenemos libertad ¿No?
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